Cantando en el Templo Dorado

GT

El aire de la madrugada en Amritsar es cálido a mediados de Septiembre. Nuestro auto corría por las calles vacías. Estábamos atrasados. conductores de Rickshaw cubiertos en mantas dormían en sus carros. Ampolletas incandescentes solitarias descubrieron perros callejeros husmeando montones de basura. Los fantasmas de una ciudad.

Mi mente se preguntó “Soy digno de esto?” Merecía el regalo de tocar kirtan en el Harimandir? Incluso si sólo soy el tipo que toca el tanpura. Entonces pensé en el pasado. Pensé en fotografías polvorientas del Harimandir. Sadhus meditando en el parkarma, Budistas en peregrinaje llegando a su destinación Punjabi, el hecho que Rababis Musulmanes tocaron en el Harimander diariamente. Una nube de desapasionamiento flotaba sobre mi turbante. Qué es este lugar ahora? Manejado por personas que carecen de la vision del Guru al que ellos de postran.

LLegamos con diez minutos de sobra para nuestra caminata al Harimandir. Era Domingo 16 de Septiembre a las 2:20 am, lo cual marcaba dos días importantes; sangrand y massya – el primer día de Assu del mes solar de Nanakshahi y el inicio de la luna nueva respectivamente. El complejo del templo estaba tan lleno como nunca había visto. Nuestro jetha encontró su camino a través de la sofocante lucha de cuerpos. Mientras la gente nos reconocía como jetha en camino a tocar kirtan, los caminos comenzaron a formarse permitiéndonos avanzar.

LLegamos el Puente con un empujón final, nuestros pies sobre mármol frío. Compartimos saludos con varios sevaks que estaban finalizando la preparación del darbar después del ishnaan seva. Una vez más, mi mente fue atraída hacia la negatividad; aquí estábamos, cantando la oración de la unidad de todas las cosas en el templo después que un grupo de solamente hombres terminaron la limpieza (a las mujeres se les prohíbe participar en el ishnaan seva o en el canto de kirtan en el Harimandir). Mientras los saloks de Guru Ram Das llegaron a nuestros oídos, tradicionalmente cantados en voz alta por los sevaks después del ishnaan, mi mente comenzó a relajarse. Traté de dejar ir mis pensamientos y simplemente existir. Resultó que no necesitaba trabajar tan duro en eso.

Nos sentamos a tocar a las 2:30 am, justo a tiempo. La sonora voz de Jugat Guru nos llevó al resto de nosotros. La comunidad entró momentos después que comenzamos. Estábamos rodeados de amor. La gente cantó, sacudía la cabeza con incredulidad de la belleza de los poemas que indudablemente habían oído antes como si fueran nuevas revelaciones. Mi cabeza literalmente se sentía fría. Todas mis preocupaciones parecieron haber desaparecido. Mis preocupaciones más grandes eran cantar lo suficientemente alto y cambiar hábilmente de posición para evitar que mis piernas se durmieran. De lo contrario simplemente me sentaría en paz y cantaría.

Se había terminado antes de que lo supiéramos. Nos levantamos, nos postramos, recogimos nuestros instrumentos y nos fuimos. Estábamos todos en silencio hasta que llegamos al auto. Aunque algunos de nosotros habíamos tocado adentro docenas de veces y otros sólo una vez, todos parecíamos tener experiencias similares; nuestras mentes estaban tan claras como cuando nos sentamos y cantamos.

Regresamos a casa a Miri Piri Academy y después de hablar con mi familia en Estados Unidos, me quedé dormido. En un momento entre sueño y vigilia, vi una imagen del Templo Dorado como un corazón enorme, brillante, dorado y bombeante. Una vena bombeaba a la gente hacia adentro para ser restauradas con Amor mientras circulaban sus cámaras y una arteria bombeaba a la gente hacia afuera para traer ese amor al resto del cuerpo.

 

Traducido por:

Rupinder Kaur Khalsa

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