Simran, Dios, el Gurú y Yo mismo

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Este artículo fue escrito por Mata Mandir Singh y se publicó originalmente en su ‘Blog Naad Yoga’

“Simran” a menudo se traduce como “recuerdo”, lo que, para mí, no explica la palabra. Otras personas dicen que “Simran” es repetir un mantra. Entiendo que repetir un mantra como japa, significa “repetir un mantra”.

¿Repetir un mantra lleva a uno en la dirección del Simran? Sí, científicamente es así. Algunas personas dicen que hacer una meditación es Simran. Lo que para mí llamamos “hacer una meditación” es una práctica llamada Dhyaan o concentración. ¿Es Dhyaan conduce al Simran a un estado de meditación? Sí, si se hace sin ego.

Creo que Kabir lo dijo mejor con esta cita: “Solía cantar Ram Ram Ram. Ahora Ram está cantando Kabir, Kabir Kabir”.

Y en palabras del Siri Singh Sahib, Yogi Bhajan:

“Simran es un sentimiento continuo, meditativo y anhelantemente creativo. Es un sentimiento, es un flujo, es un toque, es una sustancia. ‘Ang Sang Wahe Gurú’. Dios está conmigo a través de cada extremidad, cada milímetro, cada situación mía.”— Siri Singh Sahib, Yogi Bhajan (Beads of Truth, otoño de 1980, #5)

En mi vida, Simran lo es todo. De profesión soy chef, músico y profesor de Naad yoga. A menudo, esas profesiones resultan en elogios o condenas. “Oh, esa canción era tan hermosa, tu voz es esto o aquello…” Sí, todo es un regalo de Dios. Así que soy el juglar de Dios, como alguien me llamó una vez.

Recuerdo haber visitado Los Ángeles California, cuando Yogi Ji enseñaba una vez a la semana y entré en una de sus clases. Dijo algo como: “Oh, estás aquí, tienes que cantar”. Dije: “No puedo señor, tengo bronquitis, casi no puedo hablar”. Él dijo: “Sube aquí, no importa, todavía tienes que cantar”. Canté y recuerdo que sonaba como el croar de una rana.

Entonces, cuando soy el juglar de Dios o la rana cantadora de Dios, yo sigo siendo de Dios. Así que sé un ladrón, sé un monstruo, ¡pero sé un ladrón o un monstruo de Dios! En todas las situaciones, buenas o malas, Dios y nosotros, nosotros y Dios, somos Uno.

Si estoy cocinando Langar y la comida fue del gusto de alguien, siempre tengo ganas de decir: “Yo no creé el aceite de oliva, tampoco fabriqué la berenjena o los tomates o las especias y ni las hierbas que le dan a la comida su sabor divino. Tuve buenos maestros y el mismo prana por el cual yo vivo no entra en mí por mi propia voluntad. Así que no, todo es la Gracia de Dios.

(Por lo general, no digo eso cuando alguien felicita mi cocina porque habitualmente no me gusta ponerles números a las personas. Solo sonrío y digo gracias).

¿Cómo puede alguien tomar el crédito, incluso de las palabras que uno dice cuando enseña? Porque vienen de un lugar muy profundo del que apenas somos conscientes y que mucho menos controlamos. Es el flujo de energías y recursos organizados a través de los tattvas, ligados por el alma y existentes en la voluntad de Dios, lo que nos da habilidades.

¡Qué maravillosa es la creación en la que vivimos! En cada instancia la relación es con Dios y recordar esto quita el dolor de cada situación. Eso es lo que Simran significa para mí.

Ayer, un amigo me envió una grabación de una canción para la que escribí la letra hace muchos, muchos años atrás, cuando era bastante principiante en Sikh Dharma. Era mi propio discurso sobre Simran, aunque no sabía el significado de la palabra en ese momento.

La canción se llama “I Hear You in the Wind” (Te escucho en el viento) de un álbum en casete titulado “God Loves Us When We Sing” (Dios nos ama cuando cantamos).           

Te escucho en el viento, susurrando a través de los árboles,

Te veo a lo lejos, en un paisaje montañoso lejano,

Siento tu amor cuando canto tus canciones,

Y rezo para que no tarde demasiado al fusionarme contigo.

La luz del sol baila en este arroyo de montaña que cae y canta,

Los bosques florecen al ritmo de la naturaleza, este mundo es como un sueño,

Entonces, ¿por qué en mi corazón, me siento separado de ti?

Quita de mis ojos este polvo de ilusión

Y mírame a través.

Es en tu servicio que nuestros corazones se hacen brillar,

Solo a través de tu santo Nombre, nuestros temores quedan atrás.

Es a través de tus santos que se puede mostrar tu sabiduría,

Al cantar tus alabanzas, tu amor puede ser conocido para siempre.

Guru Nanak lo dijo todo en las primeras líneas de Japji Sahib:

Ek – Ese vasto campo cuántico de Unidad que existía antes de la creación.

Ong – Esa Palabra, esa vibración o corriente de sonido que inició el proceso de la creación del universo.

Kar – Todo lo que se creó y que se sigue creando a partir de eso.

Sat Nam – Esa es nuestra Verdadera Identidad.

Y Gurú Gobind Singh, el Décimo Gurú Sikh, codificó al Gurú con su maestría y le dio el mayor regalo a la humanidad cuando declaró que no habría más Gurús humanos. Instaló al Siri Guru Granth Sahib, el “Gurú viviente”, como el Gurú de los Sikhs.

Cualquiera, al leerlo, recitarlo y cantarlo con el prana que le ha sido dado, con su propia frecuencia, con su propia voz, con su propia capacidad de escuchar, extiende su conciencia al Infinito y entonces así el Gurú se despierta en su interior. Por lo tanto, se le conoce como un Gurú viviente. Simran personificado!

Cuando alcanzamos internamente a través de las disciplinas dadas, más allá de la mente parlanchina, la falsa identificación del ego y el cuerpo físico, nuestra frecuencia comienza a coincidir con los reinos sutiles del infinito. Nos hacemos conscientes del Ananhad, la melodía no tocada; el Bhrama Naad, que es nuestra verdadera esencia, resonando en todos nosotros, para siempre.

Ese es un estado de Simran del cual, por inigualable diseño inteligente, no hay retorno.

 

Traducido por: 

Sunder Jiwan Singh

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