Reflejando la tradición yóguica, Guru Nanak explica que Dios en su manera excepcional creó maya, el principio creador del universo, y dio a luz a tres discípulos: Brahma, Vishnu y Shiva, la santa trinidad del sistema de creencias hindú. A cada uno de estos tres se les confirió un rol. El papel de Brahma es crear. El papel de Vishnu es sostener y proteger. El papel de Shiva es transformar o destruir.

Los yoguis conservaban estatuas de estas tres deidades y se postraban ante ellas en adoración. Guru Nanak les recuerda a los yoguis que la materia y el espíritu no existen independientemente de Dios y tampoco las deidades. El Uno verdadero es quien da vida, incluso a las deidades, por voluntad divina, y éstas solo obedecen a esa voluntad divina. Sólo el Uno es omnipotente. El Uno ve todo, sin embargo, nadie, ni siquiera las deidades, puede ver todo el Uno.

El trigésimo pauree es un mantra poderoso por sí solo conocido por los yoguis como Mirtu Bhogali Llogali. Guru Nanak nos dice en el trigésimo pauree que al aceptar el furman, el comando del Uno, el devoto no está sujeto al ciclo del karma y camina en el sendero del Dharma.